Baja a la calle temprano para comenzar su día. Pilla el
primer bule que pasa hacia no se sabe donde. Le piensa más de lo que debería,
aunque pretende disimularlo, porque él es… digamos... un chico de calle. Crece
entre diferentes caras que apenas transmiten. No ha cumplido los treinta y ya
se siente un puto abuelo. Aun así, crece. Dicen que con la primera nieve
desaparecerá para ser reemplazado, y joder si ya hace frío.
Seguimos caminando
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